viernes, 19 de febrero de 2010

Pintores renacentistas en el Prado: Tiziano

  Figura principal de la escuela veneciana del siglo XVI y configurador de su tradición colorística y pictórica. . En Venecia, fue condiscípulo de Giorgione en el taller de los Bellini. Giovanni Bellini dejó una destacada impronta en su obra.  En Padua, Tiziano realiza en 1511 los frescos de los Milagros de san Antonio para la Scuola del Santo. Estas narraciones demuestran su capacidad para dotar a las figuras de un sentimiento de aflicción convincente, de vida impulsiva, al tiempo que ordena los hechos con realismo en el marco de paisajes de gran viveza. El proceso culminó en las bacanales que Tiziano pintó para el duque Alfonso d´Este en una estancia de su palacio de Ferrara entre 1518 y 1522 . Están basadas en la literatura clásica y adaptan personajes de la estatuaria antigua y , sin embargo, reproducen un mundo de vital sensualidad, belleza y contemporaneidad. Las dinámicas vibraciones de estas piezas tienen su paralelo en su obra de temática religiosa correspondiente al mismo periodo. Entre las primeras obras sobre este tema destaca la Asunción de la Virgen (1516-1518) sobre el altar de Santa María dei Frari en Venecia, que destaca por la maestría en la composición y movimientos de un nutrido número de personajes tratados con un sorprendente sentido de la monumentalidad. Diseñados para ser vistos de lejos, sobresale también su fuerte colorido y luz dorada. Al destaparse la obra causó una gran sensación.

La misma tónica de monumentalidad se observa en la Virgen de Pésaro (1519-1526) del mismo templo, donde Tiziano realiza un cambio crucial en el modelo renacentista de sacra conversazione (pinturas de la Virgen con el Niño entre santos, estableciéndose alguna relación entre los personajes sagrados), situando a la Virgen, tradicionalmente colocada en el centro de la composición, en la parte derecha del cuadro, y pintando tras ella dos enormes columnas en perspectiva que se elevan más allá del espacio pictórico. EsteTiziano es un retratista de primera calidad y sus innovaciones más importantes se centran en este campo entre las décadas de 1530 y 1550. En 1516 había sido nombrado pintor oficial de la República veneciana, y trabajó a partir de aquí en las cortes de Ferrara y Mantua. En las décadas de 1530 y 1540 viajó a Bolonia para realizar los retratos del emperador Carlos V y del papa Pablo III, y visitó Roma por orden de este último, donde conoció a Miguel Ángel.
 Tiziano crea como retratista un tipo de descripción solemne y opulenta, realizando una síntesis entre la captación de la psicología y temperamento del personaje y la atención a los detalles de vestuario y al escenario, que definen a su vez la categoría social de la persona retratada. En las series de pinturas mitológicas realizadas para el rey Felipe II de España, las formas pierden de forma gradual solidez, diluyéndose parcialmente en vagas texturas y pinceladas vibrantes, a la vez que el color se hace más intenso. Tiziano murió en Venecia en 1576. Su obra, que afectó de manera decisiva a la evolución de la pintura europea, proporcionó una alternativa igualmente poderosa y atractiva que la lineal y plástica tradición florentina seguida por Miguel Ángel y Rafael. Por derecho propio, la obra de Tiziano se considera que está en la cima de los logros y éxitos en el campo de las artes visuales.  © eMe


Murillo, un pintor barroco en el Museo del Prado.


Bartolomé Esteban Murillo fue un pintor español del siglo XVII. Es una de las figuras más importantes de la pintura barroca española que, tras haber decaído en estimación a principios del siglo XX, vuelve a gozar de importante reconocimiento mundial.1
Nació en 1617 en la ciudad de Sevilla. Fue bautizado en la parroquia de Santa María Magdalena de la ciudad de Sevilla. Fue el menor de catorce hermanos. Su padre era un cirujano barbero llamado Gaspar Esteban Su madre se llamaba María Pérez Murillo.
Aunque por influencia de su padre ya era aficionado al dibujo,Murillo se formó en el taller de su pariente Juan del Castillo, donde pronto comenzó a destacar de entre sus discípulos. Llegó a pasar allí cinco años, siendo uno de sus compañeros de taller el pintor granadino Alonso Cano. Para aportar algún dinero a la casa, a los 14 años de edad pintaba pequeños cuadros, o bien hacía dibujos para las comunidades religiosas.
A los 22 años Murillo decidió establecer un taller de pintura barata que le permitía vender cuadros sobre todo en las ferias de los pueblos, pero a pesar de que se vendían bien, esto no terminaba de satisfacer al artista, tanto es así que tras conocer copias de Antoon van Dyck, surgió en él un fuerte deseo de perfeccionar su pintura. Murillo tomó la resolución de abandonar su ciudad al menos por un tiempo; el inconveniente sería su situación económica, por lo que tras comprar una pieza de tela y hacerla trozos, pudo pintar en cada uno de ellos un cuadro que vendería a un mercader que embarcaba para Indias.
Se fue a Madrid y logró que Velázquez le abriera las puertas de los palacios reales de Madrid, Toledo y el Monasterio de El Escorial con lo que pudo admirar y copiar grandes pinturas de diferentes maestros, educándose y perfeccionándose de este modo; además, trabajó en el estudio de Velázquez regresando finalmente a Sevilla cuando convino que realmente estaba preparado. En su ciudad natal causó sensación y admiración por su nueva forma de pintura, siendo entonces cuando comenzó a consagrarse verdaderamente como un pintor. Sus primeras obras están influidas por Zurbarán, Ribera, Alonso Cano, Rubens, Tiziano y Velázquez. De gran realismo, aunque con un estilo que se estaba forjando a lo que sería después, su pintura de estos años está llena de sentido social y de estética naturalista; sus grandes temas, como los niños mendigos o las escenas de la infancia de Cristo, ya están presentes en estos años,[ y conectan con la sensibilidad popular de las barriadas sevillanas azotadas por la peste y la mortalidad infantil. Su obra fue adquiriendo importancia y evolucionó hacia un pintura suave de gusto burgués y aristocrático,]como demuestran sus obras religiosas. Murillo se convirtió en un excelente pintor y poco a poco cimentó su fama.
A raíz de un par de cuadros que lleva a cabo para la Catedral de Sevilla, empezará a especializarse en los dos temas que más fama le han proporcionado, las vírgenes con niño y las Inmaculadas.



VELAZQUEZ Y EL TENEBRISMO

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, 6 de junio de 1599Madrid, 6 de agosto de 1660) conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y figura indiscutible de la pintura universal.
Pasó sus primeros años en Sevilla donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista por influencia de Caravaggio y sus seguidores. Se trasladó a Madrid y a los 24 años fue nombrado pintor del rey, y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores del rey. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo a partir de entonces consistía en pintar retratos del rey, de su familia, así como otros cuadros para decorar las mansiones reales. Su estilo evolucionó hacia una pintura de gran luminosidad con pinceladas rápidas y sueltas. En esta evolución tuvo mucho que ver el estudio de la colección real de pintura y su primer viaje a Italia donde estudió tanto la pintura antigua como la contemporánea. En su madurez, a partir de 1631, pintó grandes obras como La rendición de Breda. En su última década su estilo se volvió más esquemático y abocetado alcanzando un dominio extraordinario de la luz. Este periodo se inauguró con el retrato del papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las Meninas y Las Hilanderas.
Su catálogo consta de 120-125 obras. El reconocimiento como pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850. Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920, coincidiendo con los pintores impresionistas franceses para los que fue un referente. Manet se sintió maravillado con su pintura y lo calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido».


jueves, 18 de febrero de 2010

Pintores del Museo del Prado.

Aquí os dejo una pequeña biografía y algunos cuadros de un autor flamenco llamado Van Dick. Yo tuve la suerte de poder ver algunas de sus obras en el Museo del Louvre de París, aunque también tiene muchas de sus obras en el Museo del Prado.

BIOGRAFÍA.

Anton van Dyck (Amberes, 22 de marzo de 1599 - Londres, 9 de diciembre de 1641), fue un pintor flamenco especialmente dedicado a la elaboración de retratos. Dado que alcanzó gran fama internacional, su nombre se adaptó a diferentes idiomas: en inglés, Sir Anthony van Dyck; en español, Antonio o Antón van Dyck. En su lengua materna, el neerlandés, su nombre es Anton Van Dijck (la palabra dijck significa roble o encina). Llegó a ser el primer pintor de corte en Inglaterra tras una larga estancia en Italia. Es universalmente conocido por sus retratos de la nobleza genovesa y de Carlos I, rey de Inglaterra, de los miembros de su familia y de su corte. Con su método de pintura de una elegancia relajada, influenció a los retratistas ingleses, como Peter Lely. Además de retratos, por los cuales fue bastante apreciado, se ocupó también de temas bíblicos y mitológicos, introduciendo algunas notables innovaciones pictóricas.



Fue alumno y amigo del pintor Pedro Pablo Rubens, del que asimiló la técnica y, en parte también el estilo. Tras transcurrir la juventud en Amberes, se trasladó a Italia, donde realizó el viaje ritual de formación característico de todos los grandes pintores flamencos. Allí tuvo la oportunidad de ver y copiar algunas grandes obras renacentistas, especialmente de su pintor favorito, Tiziano. Al volver de Italia, pasó a Inglaterra, a la corte de Carlos I
, donde se ocupó casi exclusivamente de retratos. Murió en Londres a la edad de 42 años y fue enterrado en la Catedral de San Pablo.