miércoles, 10 de febrero de 2010

ISAAC ALBÉNIZ


Nació el 29 de mayo de 1860 en Camprodón, Girona. Recibió de su hermana las primeras lecciones de piano. Su primer concierto público tuvo lugar cuando tan sólo tenía 4 años, mismo año en el que fue presentado en el teatro Romea (Barcelona). A los ocho años se traslada con su familia a Madrid, asistiendo a las clases de Mendizábal en el Conservatorio.
Se fugó de su casa cuando contaba 9 años y se embarcó en la fragata España con destino a Puerto Rico. Durante la travesía entretuvo a los pasajeros tocando el piano para pagar el pasaje. En Latinoamérica trabajó como pianista en varios países: Argentina, Uruguay, Brasil, México y Cuba. En el otoño de 1873 regresa a Madrid. Entre 1875 y 1878 asistió al Conservatorio de Bruselas y, poco tiempo después se transladaria a Budapest, donde entabla amistad con el compositor y pianista húngaro Franz Liszt y el compositor nacionalista español Felipe Pedrell.
Su amistad con Pedrell hizo que dirigiera su atención hacia la música popular española, inculcándole la idea, esencial para el desarrollo de su estilo de madurez, de la necesidad de crear una música de inspiración nacional.
Su estilo más característico comenzó a perfilarse con las primeras obras importantes de carácter nacionalista escritas a partir de 1885, en especial con la Suite española de 1886. Su ideal de crear una «música nacional de acento universal» alcanzó en la suite para piano Iberia, su obra maestra, su más acabada expresión. Admirada por músicos como Debussy, la influencia de esta partitura sobre otros compositores nacionalistas españoles, entre ellos Falla y Granados, fue decisiva. Ella sola basta para otorgar a Albéniz un lugar de privilegio en la música española.
Su etapa nacionalista española se abre con las cinco piezas que integran los Cantos de España (Preludio, Oriental, Bajo la palmera, Córdoba, Seguidillas). La mayoría de las composiciones de esta segunda etapa están inscritas en la corriente de tintes andaluces denominada "alhambrismo", caracterizada por la profusión de ritmos de danzas populares y de elementos del cante jondo, así como por el uso de escalas modales como la frigia y ornamentaciones propias de la escritura para guitarra; no obstante, en algunas piezas de este período también se escuchan rasgos folclóricos de otras provincias españolas. Otras obras incluidas dentro de este apartado son las Doce piezas características, la Suite Española y el Concierto fantástico en La menor.


SEVILLA - I. ALBÉNIZ







2 comentarios:

Rafael Vera Cívico dijo...

Muy bien.
Incluso te has adelantado al incluir música en la entrada.
Valoración 5/5

Rafael Vera Cívico dijo...

Esto es mi comentario